'AirParfum' y Puig culminan una exposición de éxito en el Museo del Prado

Las claves de un 'win-win' para la perfumería y el arte

Redacción
Editorial
26 de Agosto de 2022
Imágenes cedidas por AirParfum de la Exposición en el Museo del Prado

Una pregunta que quizás nunca nos haríamos: ¿A qué huele un cuadro? Parece una pregunta un tanto extraña, y hasta de difícil respuesta. De difícil respuesta hasta ahora, porque AirParfum lo ha logrado. Sin duda, innovación se trata de innovación en estado en el sector. Te ofrece la posibilidad de teletransportarte hacia la época en la que se pintó una obra de arte. Una experiencia, hoy, aún más completa, puesto que es posible experimentar este pequeño viaje a través de nuestro olfato. Si más no, es una nueva manera de percibir el arte, eso es lo que ha conseguido Puig y AirParfum en la Sala 83 en una exposición del Museo del Prado del Edificio Villanueva, y que llegó a su fin el pasado mes de julio con un éxito rotundo. Esta propuesta era la primera vez que se hacía, pero seguro, que no será la última después de las cifras conseguidas que concede AirParfum: más de 90.500 asistentes y 276.000 sprays. 

Con el sentido de la vista, podíamos percibir una obra de Jan Brueghel el Viejo y Rubens:  El Olfato. Dicha pintura ha sido la protagonista de “La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa" en la que han contribuido Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, y Gregorio Sola, Perfumista senior de Puig y Académico de la Academia del Perfume. Sola se encargó de crear 10 fragancias que corresponden a elementos que se pueden observar en el cuadro, y que dan sentido a esta exposición y han hecho que sea un auténtico éxito.

Imágenes cedidas por AirParfum de la Exposición del Museo del Prado 

La exhalación del arte

En la exposición los visitantes pudieron oler estas 10 fragancias gracias a  la tecnología ofrecida por  "AirParfum". Desde su conocimiento AirParfum ha significado un cambio en el mundo y en el sector de la perfumería, porque tal y como sabemos, el "AirParfum" ha causado un gran impacto su alta innovación y por su efectividad, pero sin duda, esta sinergia que ha creado junto a la cultura, ha sido un gran ‘boom’ para todos que no esperábamos. Cuando fuimos a visitar a Guillem Oña, precursor de AirParfum, pudimos conocer el lado más “comercial” de la máquina, y es que en una colaboración junto a la App de citas “Tinder” ayudaba al cliente a identificar su “match” con la fragancia a través de los gustos del usuario: ¿te gusta esta fragancia? Desliza a la derecha, ¿No te convence del todo? Desliza a la izquierda. Así de fácil y simple, se conseguía reconocer las preferencias del usuario, y en cierto modo, introducirle hacia una cultura olfativa. Pero lo del Prado es totalmente diferente.

Conozcamos un poco más en qué consiste AirParfum: esta tecnología permite oler hasta 100 fragancias distintas sin que nuestro olfato se sature, y eso ayuda a respetar y a que podamos disfrutar, identificar y valorar los matices de cada perfume o fragancia garantizando una experiencia única. Experiencia única es la que han vivido los visitantes del Museo del Prado, donde mediante los 4 difusores en los 10 monitores táctiles que hay a disposición del usuario en la sala, los asistentes han podido percibir a través del olfato (y viajar olfativamente) el siglo XVII, fecha de la realización de la obra pictórica de Jan Brueghel el Viejo y Rubens.

Los visitantes podían oler algunos de los elementos de la obra expuesta (que pertenece a la colaboración entre ambos artistas que representan una alegoría de los cinco sentidos) como el ramillete de flores que hay en dicha  pintura de Rubens y Jan Brueghel el Viejo, en el que se encuentra el perfume Alegoría de Gregorio Sola y se trata de una combinación de rosa, jazmín y clavel. ¿Te imaginas saber cómo olían los guantes por aquel entonces? Fue posible. Pudieron sentirlo a través de esta experiencia olfativa también. Las élites de la Edad Moderna y las clases sociales más altas perfumaban los guantes para evitar el mal olor. En este caso, AirParfum expulsaba una imitación del olor de un guante perfumado en ámbar, que imita una fórmula de 1696, que contiene resinas, bálsamos, madera, esencia de flores y acompañado de un toque de cuero fino que simula el olor del material de esta prenda.  En el cuadro de Jan Brueghel y Rubens encontramos el olor de la higuera, de nuevo, un perfume elaborado por Sola, interpreta dicha fragancia. También encontramos en esta obra, otra nueva experiencia olfativa, la flor de naranjo, así como el jazmín. En el caso del olor de jazmín, los visitantes pueden disfrutar de una fragancia delicada e intensa. Por otra parte, también podemos encontrar en la obra de Brueghel el olor a rosa. De esta flor, Brueghel en su obra pintó hasta ocho variedades, entre ellas la cientifolia y la damascena, que son las más utilizadas en el sector de la perfumería. Además, encontramos también el lirio, el nardo, y por último la civeta, que es un animal de origen africano del cuál antiguamente se extraía la algalia, un elemento usado antiguamente en el mundo de la perfumería que ayudaba a prolongar la duración de los perfumes y su olor es fuerte semejante al excremento. 

Un 'win-win' para ambos 

La exposición supuso un éxito rotundo tanto para AirParfum como para Puig, en la que trabajaron de manera conjunta. Tanto fue así, que desde el Museo del Prado pidieron una prorrogación de la exposición a causa de la alta demanda por parte de los asistentes y de ver la alta demanda por parte de los usuarios. Gracias a esto, se ha podido dar un lugar quizás que nunca se había dado a la memoria olfativa, que tiene una memoriabilidad más alta que la visual y la auditiva, y que, en ocasiones, ese dato, lo dejamos pasar.  No hay lugar a duda que esto supone un campo a explotar para AirParfum, Puig y un beneficio para el mundo de la cultura en general, que ha visto como renovándose y reinventándose es capaz de llenar sus salas y hacer más atractivo el conocimiento para aquellos que aún no sienten este mundo como un lugar donde encajar.