Siempre me han brillado los ojos cuando en las organizaciones en las que he trabajado se ha planteado potenciar la innovación y he formado parte activa de la implantación de método y cultura para innovar. Es importante retarse aún cuando la empresa esté creciendo a buen ritmo para poder surfear las olas del mercado con eficiencia.
Pero mi experiencia también me ha enseñado que el día a día, el apagar fuegos, cumplimiento de timings autoimpuestos por la organización y los objetivos a corto plazo están reñidos con destinar recursos y tiempo para encontrar nuevas soluciones realmente adaptadas a las necesidades del consumidor. En realidad, este pasado mes de Junio, Ana Viñals, Directora del Minor de Innovación con Design Thinking en EAE, me ofreció la oportunidad de formar parte del equipo docente y esto me obligó a reciclarme (enseñar es la mejor manera de aprender) y a reflexionar sobre porqué cuesta tanto llevar a cabo este tipo de proyectos en las empresas.
Hay dos principios sobre la cultura de la innovación que me gustaría destacar: pasar de una innovación “top-down” impuesta desde la Dirección de la empresa a la innovación “bottom-up” empoderando a los empleados para convertir buenas ideas en proyectos. E intentar ir más allá de la innovación incremental (realizar las cosas de manera similar pero más eficiente) para llegar a la innovación disruptiva (conseguir servicios o productos que conviertan los actuales en obsoletos).
¿Cómo catalizar la innovación?
- Toda la alta Dirección de la empresa debe creer en el proceso y en el método
- Los objetivos estratégicos deben ser muy claros para poder innovar con sentido
- La cultura de la empresa debe ser abierta, aceptar riesgos y premiar a los emprendedores
- Debe implicarse a toda la empresa de manera transversal, con un elevado grado de trabajo en equipo
- RRHH tiene que encontrar la manera de proporcionar tiempo, ambiente apropiado y reconocimiento a las personas involucradas
¿Cómo empezar?
- Definiendo desde Dirección el marco estratégico sobre el que se quiere trabajar
- Destinando recursos a nivel de Budget para los proyectos, e idealmente un Project manager para su seguimiento
- Involucrando y formando a los empleados en la cultura de la innovación
- Aplicando método, como puede ser el Design Thinking
- Con ayuda de un consultor externo que guíe y apoye a los equipos a través de las distintas etapas del método
¿Qué cualidades destacan en los colaboradores con “perfil innovador”?
- Pensamiento divergente y curiosidad
- Pasión
- Perseverancia
- Disfrutar del trabajo en equipo
- Predisposición a asumir riesgos
¿Y en qué consiste el método del 'Design Thinking'?
Es un método de innovación centrado en el usuario o usuario potencial que se basa en entender al cliente y plantear retos para después redefinirlos en base al conocimiento profundo de este mismo usuario e identificar soluciones alternativas que no son obvias en un primer momento. Para ello se trabaja en 5 fases de manera iterativa (no lineal), ya que en muchas ocasiones los resultados de alguna fase nos obligan a repetir parte o todo el proceso.
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Fase de empatía: una vez definido el reto, debemos ponernos en la piel del usuario y entender sus sentimientos, emociones y motivaciones. Como dice Ana, innovar no es para egoístas. Existen diversos métodos como la observación, las entrevistas, la inmersión y el desk research que nos permiten identificar “insights” en vez de mera información. Los insights son verdaderos descubrimientos que nos llevarán a detectar oportunidades en una fase más avanzada. En esta fase definimos los “user persona”, trabajamos el “empathy map” y describimos el “customer journey” del user persona definido.
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Fase de definición: es una fase crítica en la que es fácil equivocarse. Se trata de reformular el reto inicial con todos los aprendizajes de la fase de empatía aplicando el método adecuado. Una reformulación adecuada del reto es clave para llegar a soluciones creativas originales, que aporten valor el usuario y a la empresa.
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Fase de ideación: se aplican distintos métodos para generar ideas mediante pensamiento creativo. En esta fase es importante que no se censuren las ideas de otros miembros del equipo por muy locas que parezcan. Se inicia con una fase divergente en la que la cantidad de ideas es importante, para terminar con la selección de las ideas mediante métodos de convergencia. Este es otro momento crítico en el que un exceso de racionalidad puede acabar con el proceso creativo previo.
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Fase de prototipado: una vez seleccionada la idea que nos parece más interesante, la prototipamos. El prototipo permite tangibilizar la idea, pasarla de lo abstracto a un objeto físico que podemos ver, tocar, oler…. pero no caigamos en la tentación de hacerlo perfecto ni invertir mucho dinero porque puede sufrir muchas modificaciones e incluso ser rechazado. Al hacer el prototipo estamos siguiendo con la fase de ideación, explorando con nuestras manos y entendiendo mejor como interaccionará el usuario con nuestro producto o servicio.
- Fase de test: finalmente testaremos nuestros prototipos con posibles usuarios para ver como interactúan con nuestra propuesta a modo de aprendizaje para detectar áreas de mejora y viabilidad. Con los resultados del test decidimos si aplicar ligeras modificaciones al prototipo para volver a testar o volver a realizar algunas fases previas (iteración) hasta conseguir que nuestra solución constituya una experiencia satisfactoria e innovadora para el usuario.
He resumido el método a modo casi de telegrama pero espero haber despertado la curiosidad de quien no haya tenido la suerte de experimentarlo y animaros para activar la verdadera innovación en vuestras organizaciones.
Aprovecho estas líneas para agradecer a Ana Viñals (fundadora de Siakara, consultoría de proyectos de innovación y liderazgo) que me ha introducido y enseñado sobre este método con mucha paciencia y con la que he colaborado en distintos proyectos de innovación en las empresas en las que he trabajado.