Los investigadores de AINIA han conseguido desarrollar un envase destinado a productos cosméticos cuyo componente principal es el bioplástico que ha sido obtenido de residuos orgánicos. Cada habitante genera de media 0,5 toneladas de residuos sólidos urbanos por año. El bioplástico utilizado en estos envases, ha sido conseguido gracias a dos procesos biológicos: el fermentativo sin oxígeno y, posteriormente, las sustancias que han acabado conformando el bioplástico, ha sido transformado en un biopolímero.
El bioplástico utilizado es uno de los resultados obtenidos que ha sido enmarcado en el proyecto europeo URBIOFIN, que consiste en estudiar la viabilidad tecno-económica y medioambiental de una biorrefinería para revalorizar residuos urbanos orgánicos y convertirlos en bioproductos. Es un proyecto financiado por al Bio Based Industries Joint Undertaking (BBI JU) bajo el programa de la Unión Europea Horizon 2020, en el que participa un consorcio de quince socios europeos, que pertenecen a empresas, universidades y centros tecnológicos relacionados con la gestión de residuos biotecnologías, bioproductos, biomateriales y biocombustibles.
De esta manera, se intenta poner una solución al problema de la contaminación ambiental, además que contribuye a la transformación económica hacia el modelo que persigue el Plan de Economía Circular de la Comisión Europea.
Otro de los avances que ha conseguido AINIA en línea con el proyecto URBOFIN han sido las bolsas de basuras elaboradas a partir de residuos urbanos orgánicos. En cuanto a los envases de cosmética han sido testados por dos empresas del sector: Walla, de Alemania, y Welleda, de Suiza.