La semana pasada, BASF anunció la inversión en nuevos centros de fabricación en China, Zhanjiang, y en Alemania, concretamente Ludwigshafen. Estos centros de fabricación, tal y como ha explicado la compañía en un comunicado de prensa, no comenzarán a operar hasta 2023. Esta inversión está conducida por la creciente demanda en el mercado global de las fragancias, aromas y sabores y en la que la compañía química alemana está experimentando una fuerte transformación hacia la sostenibilidad.
Con la creación de estos dos nuevas plantas, BASF espera y busca expandir y diversificar su área de negocio de aroma e ingredientes, especialmente en el citral, un compuesto orgánico que está presente en algunos aceites esenciales de plantas cítricas. La planta que se dedicará a ello en China, fortalecerá la posición de BASF en regiones clave de crecimiento y permitirá aumentar la producción de una amplia gama de ingredientes aromáticos y otros productos.
Thilo Bischoff, Senior Vice President, BASF Aroma Ingredientes añadió en el comunicado de prensa que "la expansión de nuestra producción beneficiará a nuestros consumidores en la industria de la fragancia y los sabores con un fortalecimiento mayor en la seguridad del suministro. Invertir en Zhanjiang es también un paso importante hacia la producción sostenible en dirección con las demandas de nuestros consumidores con productos con un menor impacto en la huella de carbono".
La compañía alemana ha indicado también que estos nuevos movimientos responden a una optimización de recursos y crear sinergias eficientes. En Zhanjiang, BASF quiere acelerar aún más su plan para suministrar energía renovable a la totalidad del sitio de Zhanjiang y se propone alcanzar el 100% para 2025. La compañía también quiere implementar una automatización avanzada y un proceso de tecnologías para optimizar la planta y reducir los consumos de energía, así como las emisiones.