La Unión Europea (UE) da un paso firme hacia la erradicación de pruebas en animales para la evaluación de riesgos químicos. La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) ha anunciado un estudio sobre un método alternativo para reemplazar las pruebas actuales de toxicidad acuática que implican el uso de peces.
El proyecto, encargado al Instituto Fraunhofer en Alemania, examinará si el test de toxicidad en embriones de peces (FET), mejorado con mediciones transcriptómicas, puede ser una alternativa válida a las pruebas crónicas de toxicidad en peces. La transcriptómica estudia el ARN de un organismo, ofreciendo datos detallados sin necesidad de sacrificar animales.
En la actualidad, los peces se utilizan para evaluar la toxicidad química a corto y largo plazo en ambientes acuáticos y para detectar efectos endocrinos. Sin embargo, los embriones de peces no están protegidos por la normativa de bienestar animal de la UE, lo que hace del FET una opción viable para reducir el uso de animales en estas evaluaciones.
Este avance es especialmente significativo dado el conflicto entre dos regulaciones europeas: la prohibición de pruebas en animales para cosméticos y la normativa REACH, que regula la seguridad química en el entorno laboral y ambiental. Bajo REACH, aún se pueden exigir datos nuevos mediante pruebas en animales, incluso para ingredientes cosméticos, lo que ha generado controversia.
En 2023, el Tribunal General de Justicia de la UE respaldó esta dualidad, rechazando el intento de Symrise de evitar pruebas en animales para dos ingredientes cosméticos. Este fallo fue criticado por organizaciones como Cruelty Free International, que lo consideraron un retroceso en los derechos de los animales.
La investigación del FET podría marcar un hito en la conciliación de estas regulaciones, impulsando la innovación en métodos libres de crueldad animal.