Celia Campos: "Podemos salir reforzados como sector si hacemos las cosas bien y las comunicamos de forma adecuada"

El sector cosmético se erige como un gigante que no cesa en su evolución. Impulsado por innovaciones tecnológicas, tendencias emergentes y una demanda creciente de productos más seguros y que cumplan con una necesidad imperiosa de sostenibilidad.Este crecimiento exponencial trae consigo desafíos significativos, especialmente en lo que respecta a su regulación. Las normativas que rigen la producción, etiquetado y comercialización de cosméticos son fundamentales para garantizar la seguridad y eficacia de los productos, pero también plantean una serie de incógnitas que requieren atención urgente.A medida que los consumidores se vuelven más conscientes y exigentes, las autoridades reguladoras y las empresas del sector enfrentan el reto de adaptarse a un marco legal que es tanto complejo pero que necesita ser dinámico. Este artículo, con la ayuda de Celia Campos, Directora Técnica y CEO de MuttuLab busca explorar cuáles serán las principales incógnitas de regulación en la industria este año. ¿Cuál es el principal reto de la industria en materia de regulación este 2024? Celia Campos: Afrontar el Tsunami Regulatorio del que venimos hablando. No estamos contemplando solamente la actualización del reglamento de cosméticos o de la implementación del reglamento de ecodiseño sino el de demostrar nuestra capacidad para el cambio, para superar obstáculo y gestionar oportunidades. Debemos aplicar un enfoque transversal y dinámico, posicionado el Regulatory como un área clave de cualquier organización y proyecto, aportando valor como eje en un entorno muy cambiante. ¿Cuál es la mayor incógnita que se necesita resolver este año?CC: Sin duda, el Reglamento de ecodiseño y cómo se va a articular. Esto, engloba todo el impacto en el ciclo de vida, desde la identificación y sustitución de sustancias preocupantes a una mayor eficiencia, seguridad y transparencia para el consumidor. Y vuelve a abrir viejos debates como el destino de los productos descartados por calidad; cuando habíamos acordado que lo que no es bueno para vender, tampoco es bueno para donar o usar internamente. La reducción de residuos y destrucciones vuelve a poner el tema sobre la mesa. Nos espera un año de debates interesantes. ¿Qué puede esperar el sector cosmético en materia de regulación entonces este año?CC: El facilitar al consumidor una mejor información con el objetivo de protegerlo de prácticas poco fiables o transparentes, pero también para fortalecer las marcas. Utilizar la aplicación de las nuevas directrices para conseguir: Fomentar el uso de materiales reciclables y limitar el uso de envases innecesarios. Elegir ingredientes provenientes de fuentes renovables y sostenibles. Transparencia en el etiquetado. Programas de subvenciones o beneficios para las empresas que adopten prácticas más sostenibles Armonizar las prácticas de ecodiseño en diferentes regiones. Colaboración de la industria con los reguladores y con el consumidor de cosmética para desarrollar regulaciones que sean realistas y alcanzables. Esto nos va a obligar a repensar algunos conceptos, como por ejemplo, el de la naturalidad y la sostenibilidad y su comunicación de los beneficios de nuestros productos. ¿Qué impacto continuará teniendo la sostenibilidad a la hora de formular este 2024?CC: Las preocupaciones ambientales en todo el mundo están aumentando, por lo tanto, debemos seguir pensando en ser sostenibles de principio a fin. Esto incluye el proceso de diseño y usar unos métodos de evaluación más fiables y tener la opción de emplear nuevos ingredientes. También la mejora de los métodos de fabricación que protejan el ecosistema, reduciendo la contaminación y la gestión de residuos y garantizando una economía circular y sostenible. Se busca realmente informar al consumidor y que este aprenda a tomar decisiones informadas, huyendo de estereotipos y del "greenwashing". Y también se busca que el coste ambiental entre dentro de nuestros análisis globales de costes. En resumen, la adaptación a prácticas más sostenibles en la industria cosmética puede generar cambios positivos en términos de impacto ambiental, satisfacción del consumidor, innovación y cumplimiento normativo. El éxito de esta transición dependerá de la dedicación continua de las empresas y la colaboración en toda la cadena de valor. Podemos salir muy reforzados como sector si hacemos las cosas bien y las comunicamos de forma adecuada.