Ayer se inauguraba la exposición “El taller de Rubens” en el Museo Nacional del Prado y la Academia del Perfume tuvo el honor de asistir a la presentación. Uno de los atractivos de la instalación, además de la propia magnificencia de las obras expuestas, es la fragancia desarrollada con olor a trementina en la simulación del taller del pintor, recreado en el centro de la sala 16B del Edificio Villanueva del Museo. Dicha fragancia ha sido creada por Luz Vaquero, directora creativa de Iberchem y Académica de Número de la Academia del Perfume.
La exposición, comisariada por Alejandro Vergara, jefe de Conservación del Área de Pintura flamenca y escuelas del norte, está compuesta por más de 30 obras que incluyen pinturas realizadas por el maestro, otras pintadas por sus ayudantes y otras, resultado en diferentes grados de la colaboración entre estos y aquel. El objetivo de la exposición es mostrar, a través del prolífico Pedro Pablo Rubens (1577-1640), cómo los pintores europeos trabajaban en talleres y se valían de múltiples colaboradores.
Junto a estas pinturas se ha instalado una escenificación del taller del pintor, que incluye las herramientas necesarias para su trabajo, así como algunos elementos que evocan a la persona de Rubens, como una capa y un sombrero inspirados en retratos suyos, todo ello impregnado del olor de la trementina, uno de los más presentes en los antiguos talleres.
Hay constancia de que un cliente de Rubens dijo una vez “cuando Rubens me pintó un retrato, me dijo que le gustaba mezclar los pinceles en trementina para licuar los olores”. Esta inspiración ha llevado al Museo a desarrollar una recreación de la fragancia del taller, que los visitantes pueden percibir sutilmente en la sala, dotándole un carácter más inmersivo. Para sumergir al espectador en el taller donde Rubens pintó sus cuadros, un cortinaje abre el acceso a la sala en la que, junto a las pinturas que forman la exposición, se han reunido utensilios, materiales, muebles y otros objetos característicos del oficio de pintor —pinceles, paletas, telas, tablas, caballetes, tientos…— así como algunos elementos que evocan a la persona de Rubens, una capa y un sombrero, realizado por la sombrerera Ana Lamata, inspirados en retratos suyos.
La fragancia de “El taller de Rubens” ha sido desarrollada por Luz Vaquero, directora creativa de Iberchem y Académica de Número de la Academia del Perfume, Sillón Tuberosa. «Recrear el olor de la trementina me ha permitido viajar en el tiempo e imaginar el estudio de un artista del siglo XVII. Espero que el visitante, aparte de admirar la obra de Rubens, pueda vivir una experiencia inmersiva sintiendo el olor que impregnaba su obra. No solo de la trementina, sino también de todo aquello que rodeaba su estudio: la madera, los lienzos…”, comenta Luz Vaquero. “Al igual que en la pintura al óleo, las fragancias también son aceites y los ingredientes, que son las materias primas con las que trabaja un perfumista, se entremezclan hasta conseguir componer algo sugerente y redondo”, concluye.
La trementina es un disolvente natural que se obtiene de la destilación de la resina de pino. Antiguamente se utilizaba para diluir la pintura al óleo. Este olor impregnaba los talleres de los artistas de la época, proporcionándoles un perfil único. Hoy, además, forma parte de la gran variedad de aromas utilizados en perfumería. De hecho, gran parte de los ingredientes utilizados por los perfumistas proceden de la naturaleza o se inspiran en ella.
Además, con motivo de esta exposición se ha publicado el libro “El taller de Rubens”, que incluye textos que explican cómo los cuadros de la época se pintaban en fases, por superposición de distintas capas, de modo que cada una de ellas determinaba el efecto que producía la siguiente. Este sistema permitía dividir el trabajo, pues un artista podía pintar algunas capas y después ser reemplazado por otro.