Los datos del reciente estudio de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) sobre la percepción de los europeos ante las falsificaciones han generado preocupación en la Asociación para Defensa de la Marca (ANDEMA) y la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA). Ambas asociaciones resaltan la necesidad de construir una sociedad de consumidores responsables y conscientes de los perjuicios y peligros que acarrean los productos falsificados, comenzando desde la educación.
El informe de este año, titulado "Percepción, conciencia y comportamiento de los ciudadanos europeos hacia la propiedad intelectual", publicado por la EUIPO, revela que el 20% de los españoles admite haber comprado intencionalmente productos falsificados en el último año, lo que representa un aumento del 15% con respecto a 2020, año en el que se realizó la edición anterior del estudio. España se sitúa como el segundo país europeo con mayor consumo deliberado de falsificaciones, detrás de Bulgaria (24%). Gerard Guiu, director general de ANDEMA, destaca la preocupación por el aumento constante de estos datos en los últimos años. Además, enfatiza que, según un estudio realizado hace un año, el 49% de los españoles de edades comprendidas entre 15 y 24 años admitieron haber comprado falsificaciones de forma intencionada, superando nuevamente la media europea del 13%.
Según el informe presentado hoy, el 80% de los españoles tiene plena conciencia de los perjuicios que ocasionan las falsificaciones tanto a la economía como a la seguridad de los consumidores. Los encuestados afirman estar totalmente de acuerdo o bastante de acuerdo en que las falsificaciones respaldan a organizaciones criminales (84%), perjudican a los negocios y destruyen empleo (80%) y fomentan un comportamiento poco ético (82%).
Guiu comenta que "parece que estamos logrando, poco a poco, que la población conozca lo que se esconde detrás de las falsificaciones, pero aún existe un porcentaje consciente de la población que elige adquirir estos productos. Necesitamos educar, desde la infancia, para formar una sociedad de consumidores responsables en todos los aspectos. Al incluirlo en los planes de estudio, los niños ahora aprenden sobre reciclaje, seguridad vial y hábitos de vida saludables; debemos lograr que también rechacen las falsificaciones. Si no hay demanda, la oferta desaparecerá".
Para los españoles, la principal razón para no comprar falsificaciones es su contribución al fomento de la actividad delictiva por parte de las organizaciones criminales, seguida del perjuicio a los productos originales y los riesgos para la seguridad y la salud. Val Díez, directora general de STANPA, afirma que "el problema de las falsificaciones no se limita al daño a una marca, como podría parecer, sino que tiene un grave impacto económico, social y de salud".
En el caso de los perfumes y cosméticos, productos que están durante horas en contacto con nuestra piel, la directora técnica de Stanpa, Pilar García, nos alerta de que “los perfumes falsificados son un fraude, tienen una composición muy distinta a los originales e incluyen disolventes industriales, componentes tóxicos o prohibidos, algo que es muy grave para la salud de nuestra piel”. El estudio de la EUIPO también revela que 4 de cada 10 españoles se han preguntado alguna vez si han comprado un producto falsificado de manera involuntaria.