La lavanda se convierte en un componente esencial e imprescindible en el sector de la cosmética y, en especial, en la industria de la perfumería. Se trata de una planta con un gran poder aromático, perteneciente al género de lavándula, original de la región norte de África y áreas montañosas del Mediterráneo. Al pensar en campos de lavanda, lo primero que se viene a la mente es la provenza francesa, donde predominan amplios campos lilas, morados y púrpuras. Pero no es necesario trasladarse a territorio galo, también en España contamos con esos extraordinarios paisajes. Concretamente, en Castilla La Mancha: por ejemplo en Brihuega (Guadalajara), que es conocida por los amantes de esta planta como la Provenza Española. En esta localidad hay más de 1.000 hectáreas de campos de lavanda y es tal la importancia del cultivo de ella, que una de sus fiestas más reconocidas es el 'Festival de La Lavanda'. La última edición se celebró el pasado 16 de julio, en el que se combinan naturaleza, gastronomía y ocio con la participación de artistas del mundo de la música.
En sitios como el nombrado anteriormente, el Pacto Verde inquieta, y mucho, puesto que el negocio de la lavanda ofrece empleo y vida a un gran número de personas. Brihuega forma parte de las tres localidades que componen La Alcarria, que es la principal productora de esencia de lavanda de España, se contabilizan más de 2.000 hectáreas dedicadas al cultivo de esta planta y supone el 80% de su producción.
La Unión Europea ha decidido poner en el punto de mira al consumo y al uso de la lavanda a través del borrador del Pacto Verde, cosa que genera incertidumbre en el sector de la belleza, puesto que con un nuevo sistema de calificación el aceite de este ingrediente cosmético podría ser calificado como una sustancia tóxica, y... ¿Qué significa esto? Mala publicidad para el cultivo que, sin duda, se reflejará en una menor utilización de este componente y que, los que notarán este descenso serán los principales productores y generadores de estas cosechas.
La semana pasada 'El Español' publicó un artículo que trataba este tema y una de las fuentes utilizadas para dicha pieza, señalaba que esta problemática y este escepticismo respecto al aceite de lavanda, viene por un artículo que se publicó en el que afirmaban que aceites esenciales como el de lavanda podría ser un potencial disruptor endocrino. Según un estudio elaborado National Institute of Environmental Health Sciences de EE.UU afirmaba que el uso prolongado de aceite de lavanda provocaba ginecomastia prepuberal, un crecimiento anormal de los senos en niñas jóvenes. El estudio se publicó en la revista 'Journal of Clinical Endrocrinology & Metabolism de la Endocrine Society' y los investigadores que encabezaban el ensayo corroboraban que este "crecimiento anormal de los pechos" se resolvía tras interrumpir el uso de los productos que contenían aceite de lavanda. Aunque hicieron un especial hincapié en estos efectos que según ellos provocaba dicho ingrediente, también advirtieron sobre las consecuencias de utilización del aceite árbol de té, que también afectarían al sistema endocrino. Ambos componentes son activos que se encuentran en muchos de los cosméticos y productos que podemos utilizar de forma diaria como jabones, lociones, champús, colonias o detergentes.
Pese a que los productores de la Alcarria no pierden la mirada y centran su atención en las últimas noticias que pueden llegar desde Bruselas, algunos confían en que la polémica surgida alrededor del cultivo que les ocupa, sea similar (y que concluya de la misma manera) a la que se vivió hace unos años con el aloe vera. En cambio, en Castilla y León parece que la etiqueta de "producto tóxico" a la lavanda ya ha generado su primera repercusión. Medios locales apuntaban hace una semana que esta campaña no iba a ser buena para el cultivo de la lavanda. Por ello, La Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (Anipam) manifestó hace meses que no ve toxicidad en la lavanda y defenderán esta tesis de la mano del Gobierno de Castilla-La Mancha, para presentar un "buen documento técnico" ante el borrador del Pacto Verde de la Unión Europea, que contempla la inclusión de los aceites esenciales de lavanda dentro de la categoría de productos químicos, de tal manera que incluirían la etiqueta de "tóxicos".