Con el ‘boom’ del comercio electrónico en los últimos años y la comodidad que este supone en nuestras vidas, parece ser que a veces ignoramos y dejamos pasar por alto algunos de sus inconvenientes que acechan diariamente. Las falsificaciones de diferentes productos de cosmética, maquillaje y cuidado personal evitaron que el sector cosmético español ingresara en el año 2019 un total de 839 millones de euros.
En el próximo mes de enero saldrán los datos referidos a los años posteriores, en los que, indudablemente, esta cifra crecerá, tal y como ha indicado a ‘Next In Beauty’ Fabián Torres, Director de Desarrollo de Negocio de SICPA España, una multinacional de Suiza que se dedica a la seguridad material y digital. “Durante la pandemia, al multiplicarse las cifras de ventas por Internet con los establecimientos físicos cerrados, este número aumentará sin ninguna duda. Los falsificadores aprovecharon para inyectar sus productos.”
Fabián Torres hizo especial hincapié en la problemática de salud pública que pueden acarrear estos productos al ser consumidos. Uno de los productos que es susceptible a su falsificación son los colutorios y enjuagues bucales: “el colutorio dental, es uno de los productos que se falsifican. Descubrimos que lo que contenía realmente eran aditivos refrigerantes, que era lo que le hacía tener el color verde. Debemos que tener mucho cuidado porque los falsificadores no tienen ningún tipo de reparo ni de escrúpulos.”
Las marcas luchan constantemente contra este desafío derivado del comercio electrónico. Lo que aparentemente parecía una ventaja se ha convertido en una sombra que se convierte cada vez más grande y afecta en múltiples dimensiones a las compañías. “Esto a las marcas les afecta porque, por un lado, sufren una pérdida económica, como es obvio. Por otro lado, también les perjudica en la imagen de marca y su reputación, que tanto cuesta construir y mantener. Y lo más peligroso, es que cuando hablamos de cosmética o de productos que ingerimos es que se expone la salud del consumidor, y esto puede conllevar a las marcas a tener que hacer frente a contratiempos y dificultades graves.” añade Fabián Torres.
España ocupa el quinto lugar de la Unión Europea en países con más incautaciones de falsificaciones peligrosas de la Unión Europea
Como publicó la EUIPO el pasado mes de marzo, “las ventas en línea representaron el 60% de las incautaciones mundiales. De este 60%, los cosméticos fueron incautados con mayor frecuencia, suponiendo un 46% del anterior porcentaje”. Aunque Alemania era el país con de la Unión Europea que padecía más el efecto de las falsificaciones, España se encuentra en el puesto número 5 de los países más afectados por las falsificaciones en la Unión Europea.
El mismo informe indica que la gran mayoría de las falsificaciones entre los años 2017 y 2019 procedían de China (55%) y de Hong Kong (19%). Juntos, suponen casi tres cuartas partes de las incautaciones.
Pero, ¿Cómo actúan los falsificadores y qué productos son los más susceptibles a ser falsificados? Realmente, cualquiera: “Los falsificadores, una vez entran en un canal lo explotan al máximo con todos los productos que puedan ser capaces de distribuir por ese canal. Intentan priorizar aquellos productos que son más caros porque saben que es de los que obtendrán más beneficios. Cuando las marcas intentan protegerlos, y los falsificadores se encuentran con esta barrera, optan por los menos caros porque son los menos protegidos. En el caso de los perfumes, por ejemplo, esperan a los camiones que llevan el frasco y el packaging de los productos, se hacen con ellos, y luego colocan un líquido que no es para nada la misma fragancia. Incluso meten sus propios productos en el transporte para inyectarlo en el mercado” explica Torres.
Desde SICPA ponen en marcha una estrategia de análisis de 360 grados para intentar reducir el que los productos falsificados alcancen el último paso y lleguen a manos del consumidor: “realizamos un análisis de 360 grados para ser capaces de ayudar a los clientes y a los productores de cosméticos para a detectar estos productos con las medidas adecuadas. En el análisis cubrimos 5 grandes aspectos: el objetivo que persigue la empresa, es decir, la imagen que quiere proyectar. Un segundo es que averiguamos en qué punto se encuentra la empresa, que es lo que se está jugando y lo que está poniendo en riesgo las falsificaciones: si es un tema de ingresos, de reputación, de imagen, un tema de salud pública… Otro parámetro que necesitamos reconocer el nivel de amenaza del producto y la procedencia. Con todo esto, posteriormente, hay que analizar también en qué punto se encuentra la trazabilidad del producto. Cuando hemos hecho una radiografía de todo ello, nos ayudamos de la tecnología para intentar proteger el producto y erradicarlo.”
Por ello, el Director de Desarrollo de Negocio de SICPA España incide en la consideración de incorporar un sistema que identifique la autenticidad del producto: “Hay que elaborar una marcación segura, veraz y certificable. Hay que poner medidas de seguridad para evitar que lleguen estos productos al consumidor. Las marcas pueden hacerlo a través de las tecnologías que se presentan en SICPA, como por ejemplo etiquetas físicas, creando una marcación segura. También está la opción digitalizada introduciendo el ‘blockchain’, y presentarlo como una herramienta para verificar los productos. Lo más importante es proteger el producto.”
Como indicaron en el mes de marzo la OCDE y EUIPO, los paquetes postales son el método preferido por los delincuentes para poner sus productos en circulación, y el transporte marítimo es el modo de transporte dominante en términos de valor incautado.
Aunque los productos que padecen más los efectos de falsificaciones peligrosas son los perfumes, cosméticos y artículos de moda, también se encuentran las piezas de repuesto para automóviles y los juguetes.