Los microplásticos, según la ECHA, son partículas sólidas de plástico compuestas por mezclas de polímeros y aditivos funcionales, normalmente con un tamaño menor a 5 mm. Este término ya lleva unos cuantos años escuchándose en nuestra industria, y ahora vuelve a estar en boca de todos debido a la resolución de la Comisión Europea del pasado septiembre en la que se hacía pública la prohibición de los microplásticos añadidos intencionalmente en los cosméticos.
Una parte de la industria cosmética ya había mostrado su compromiso con la eliminación de microplásticos en sus formulaciones antes de que esta resolución se hiciera efectiva. Además, los fabricantes de materias primas llevan un tiempo trabajando en nuevos ingredientes que tengan un buen rendimiento con un impacto medioambiental mucho menor, aunque hemos de reconocer que no es tarea fácil.
El año pasado salió a la luz un estudio del CSIC publicado en la revista Scientific Reports sobre el efecto nocivo de los microplásticos en la microbiota intestinal (podéis leerlo aquí). Este estudio confirmaba que la presencia de microplásticos provoca una reducción de la cantidad de bacterias beneficiosas presentes en el colon. Tal como indican los autores, “las últimas estimaciones indican que, de media, cada persona podría ingerir entre 0,1 y 5 gramos de microplásticos cada semana a través de alimentos y bebidas”, por lo que no solo hablamos del medioambiente sino también de nuestra salud.
Pero centrémonos en los productos cosméticos y las alternativas que los formuladores pueden encontrar para sustituir los microplásticos. Vamos a ver dónde se introducen, qué funciones cumplen en los cosméticos y por qué ingredientes podríamos sustituirlos.
- Exfoliantes: las partículas de microplásticos ayudan a eliminar las células muertas de la piel mediante exfoliación física, aunque la gran mayoría de fabricantes de cosmética ya los han dejado de utilizar para esta función. Una alternativa es la sustitución de estas partículas por semillas, cáscaras o huesos de frutas.
- Viscosizantes: algunos ingredientes que hoy en día se utilizan como aditivos reológicos se consideran microplásticos. Las opciones más interesantes para sustituirlos vienen de polímeros biodegradables y biopolímeros, aunque en ocasiones esta sustitución implica un trabajo extra en especial para recuperar la sensorialidad perdida, como es el caso de las gomas naturales.
- Opacificantes: algunos cosméticos de rinse-off presentan un aspecto lechoso, y para dar esta sensación de cremosidad se suelen utilizar microplásticos como el Styrene/Acrylates Copolymer. Hablé sobre este tema en uno de mis Martes de Formulación, podéis recordarlo aquí. Existen mezclas de tensioactivos y ésteres (Sodium Laureth Sulfate + Cocamidopropyl Betaine + Glycol Distearate) o incluso dispersiones de sales inorgánicas como óxido de zinc que pueden aportar un efecto similar, aunque se sigue trabajando en encontrar opciones más efectivas.
- Encapsuladores: en ocasiones, los fabricantes encapsulan activos o fragancias con microplásticos. Es necesario encontrar opciones menos dañinas para el medio ambiente y que sean altamente biodegradables. Los productos alternativos están basados principalmente en polímeros biodegradables y biopolímeros.
- Otros usos: como agentes fijadores, dispersantes, acondicionadores, etc. Los ingredientes a considerar dependerán principalmente de la forma cosmética y de la aplicación.
Esta es una pequeña muestra del trabajo diario que muchos formuladores deben realizar para encontrar alternativas a los microplásticos, que son ingredientes transversales que están presentes en más sectores, como por ejemplo en detergencia o en agroquímica. Como podéis ver, la sustitución de los microplásticos es un desafío de gran envergadura en el que no solo la industria cosmética tiene que ponerse las pilas. La cuenta atrás ha comenzado.