El envase: la gran confusión del consumidor

Responsable de Comunicación en Sampling Innovations Europe
01 de Diciembre de 2022
El mundo del packaging en cosmética

No podemos negar que como consumidores nos hemos vuelto más exigentes que nunca; ejercemos un gran poder de decisión frente a las marcas, y es por esto que si no encontramos exactamente lo que queremos, optamos por seguir con la búsqueda.

Esta presión la sienten las marcas, y sin duda, las empuja a mejorar e innovar día a día.

Según el Estudio Global de Sostenibilidad 2021 realizado por la consultora Simon-Kucher & Partners, la sostenibilidad se considera un criterio de compra “de extrema importancia para un 29% de los españoles, seguido por un 36% que creen que es “importante”. Es decir, un total del 65% de los encuestados valoran este factor como un elemento relevante a la hora de comprar un artículo o contratar un servicio.

A parte de esta, existen otras estadísticas que apuntan en la misma dirección, y son muchas las empresas que están trabajando en soluciones más sostenibles.

Aun así, hay algunas que aun queriendo destacar como sostenibles promocionan sus productos como eco-responsables y tenemos que reconocer que esto puede acabar confundiendo al consumidor.

Este nivel de exigencia y la dificultad para discernir entre sostenible y eco-responsable nos empujan a consensuar un vocabulario común dentro del sector, puesto que todos al final estamos buscando tener productos más ecológicos y menos perjudiciales para nuestro planeta.

En mi opinión podríamos clasificar tres grupos: el grupo de materiales 100% reciclables, el grupo de materiales que sin llegar a ser reciclables contienen menos materiales contaminantes y el grupo de materiales tradicionales que están pendientes de encontrar soluciones reciclables por la complejidad o delicadeza de la composición de las fórmulas que contienen.

Por experiencia sabemos que evolucionar de un tipo de estadio a otro, requiere tiempo, I+D e inversión que no todas las marcas pueden acometer a la misma velocidad, pero sinceramente, aunque el proceso sea lento, lo más importante es que la mayor parte de marcas están en este cambio.

Yo que me encuentro trabajando en el sector del packaging, constato que por parte de los consumidores se percibe que ciertos materiales son los más sostenibles, como el vidrio y el papel, cuando no tiene por qué ser así: El envase que lleva papel es posible que sea multicapa, ya que por si solo no siempre puede mantener estables fórmulas de cosméticos ni preservar según que alimentos, por ejemplo. Así pues, que tenga varias capas de distintos materiales hace que no sea reciclable, pero su apariencia más natural puede llegar a confundir a un consumidor menos experto.

Cuando me propusieron realizar una columna de opinión pensé que era la ocasión perfecta para poder reivindicar más plataformas en la que el consumidor pueda encontrar información oficial y veraz sobre lo que cada marca está realizando para mejorar en sostenibilidad.

En esta plataforma se podría difundir información para que los clientes puedan escoger de forma más objetiva los productos que consideren más adecuados.

Otro punto a comentar sería el gran debate del plástico y los objetivos 2030. Últimamente, este tipo de material ha sido muy penalizado cuando en realidad todo el mundo sabe que tanto la acumulación de polímeros y el aluminio han sido y siguen siendo las barreras más eficaces para multitud de productos.

Aunque ya sabemos que este material ha sido muy penalizado, el I+D está evolucionando hacia el uso de plásticos reciclados y el uso de mono-materiales que puedan ser reciclables y así generar una economía más circular.

Con todo ello, no hay que olvidar que el reto más importante que tenemos es el de conseguir que las plantas recicladoras puedan gestionar de forma eficiente estos nuevos complejos.

Dentro de esta gama de productos, un envase que se encuentra en auge gracias a sus múltiples propiedades en sostenibilidad sería el Doypack (bolsas de fondo estable) que aporta grandes ahorros de CO2 en la parte logística, su coste competitivo como envase y la posibilidad de reciclarse. Todo ello contribuye a mejorar la huella de carbón y utiliza mono-materiales que permite el uso de reciclabilidad mayor respecto a otros productos.

El consumidor no es experto ni seguramente aspira a serlo, y por esto está en nuestra mano contribuir en facilitarle una veraz y de fácil comprensión, que ayude a facilitar la aceptación de este tipo de envases y al mismo tiempo proporcionará unos costes más competitivos por su paulatinamente presencia en el mercado.

Como profesional del sector, creo firmemente en la importancia de seguir estudiando nuevos formatos de packaging más sostenibles. En una evolución conjunta con las marcas que nos deberá permitir optimizar todas las mejoras en beneficio de nuestros los consumidores y consecuentemente de nuestro planeta.

Etiquetas