Escribir una opinión es para mí una novedad, perdonad este intrusismo. Estoy más acostumbrada a expedientes, informes, argumentos, pericias científico-técnicas y litigios, eso sí, relativos a belleza, en muchas de sus multidisciplinares vertientes. Pero me han adulado, y me he venido arriba.
Dar una opinión contributiva sobre lo próximo en belleza requiere para mí un razonamiento matemático que pasa por intentar hacer de una variable un valor, y desarrollar una ecuación para llegar a un resultado o conclusión.
El resultado esperado es la belleza.
Sin restricción de colores y con formas libres, sin sujetarse a reglas, de lo visible, de lo invisible y en lo escondido, de forma instintiva y distintiva, nacen diversas formas de belleza. Así lo consiguió Picasso ilustrando a una mujer frente a un espejo, en un cuadro, con mucho talento,
La noción de talento sufre la ausencia de una definición armonizada, es una ecuación. El concepto de talento y su complicada gestión es un tema recurrente en el mundo de los negocios. Hablar de talento en la actualidad requiere de un gran conocimiento por parte de las personas y organizaciones que tienen en su proyecto empresarial ofrecer un valor agregado y diferenciador en un marco competitivo como empresas innovadoras que van en busca de su sostenibilidad y posicionamiento en esta era de globalización; que cada vez son más exigentes, no solo en las fuerzas externas, sino, por el contrario, en la búsqueda de encontrar, capacitar, valorar y potencializar talentos que beneficien sus intereses empresariales.
Desde mi punto de vista se refiere a altos potenciales en competencias específicas, valores aditivos con un objetivo común.
Talento observo desde la distancia. Diferentes talentos, muchos, una paleta llena de colores y un lienzo abierto a muchísimas oportunidades para contribuir en tanta belleza, confundiendo con arte la continuidad de planos, líneas y colores, más allá de territorios y normalizaciones subjetivas.
España es un país lleno de ventajas, con empresas innovadoras en muchos campos, High Tech, start-ups, alimentación, moda, lujo, y, por supuesto, belleza. Nuestra capacidad de adaptación, nuestras habilidades interpersonales, flexibilidad, compromiso y responsabilidad, nuestros resultados y capacidad para inspirar, son grandes catalizadores. El uso juicioso de nuestro talento, de nuestras habilidades y conocimientos particulares al servicio del potencial, hace de nosotros un actor muy legítimo y competitivo en belleza.