Seguro que esta situación te ha ocurrido alguna vez: entras a un centro comercial, llegas al pasillo de perfumería, y de repente, ves algo que te llama la atención: Un frasco pequeño, de perfume. Lo tomas y lo pruebas en la piel, y ya de primeras, te gusta mucho su olor. Entonces, alguien, que trabaja en ese stand lo nota y se acerca a ti, con una sonrisa, pero tajante; “Este es el nuevo lanzamiento de caballero/mujer”, siendo destinado para un género opuesto al tuyo. Como si te hubiese espantado la idea, dejas el frasco dónde lo has encontrado, y preguntas si hay algún nuevo lanzamiento dentro de tu género. Como si lo que acabas de hacer, fuese un pecado y ese perfume que te ha encantado, no debiera gustarte.
En los cinco años que llevo de experiencia laboral a mis espaldas, me pasé dos de ellos muy cerca del sector cosmético, concretamente, en perfumería de lujo y perfumería nicho y más específicamente, en supervisión de ventas en centros comerciales. Y esta situación que os acabo de relatar la he vivido tanto profesional como personalmente más de una vez.
El retail es uno de los sectores, que, al igual que en el sector cosmético, sí entiende de género y separa entre “femenino” y “masculino”. No obstante, esto puede llegar a tener sentido: una camisa de mujer o de caballero no sigue ni el mismo tallaje ni patrón. Los hombres tienden a poseer espaldas generalmente más anchas, motivo por el cual los tallajes son más grandes y rectos, a diferencia de las camisas de mujer, en las cuales encontramos tanto en modelo entallado como oversized.
No obstante, ¿Qué diferencia específica hay entre una fragancia para hombre y una para mujer, y por qué hay perfumes para cada género?
Factor sorpresa: ¡No hay ninguna! (Aunque eso, probablemente, ya lo imaginabas). Es una misma formulación de ingredientes, con la diferencia en que en la mayoría de briefings de lanzamientos comerciales las fragancias para hombre comprenden notas cítricas, amaderadas y animalices, mientras que las de mujer comprenden notas generalmente frutales, florales, y cuerpos de carácter gourmand.
Aquí, ya entraríamos en el debate de psicología de la perfumería: las fragancias venden y transmiten, a través de anuncios y material de venta, estados de ánimo, recuerdos y emociones. En los anuncios de perfumería, encontramos la mayoría de las veces un eneagrama de personalidad para todos los lanzamientos: el triunfador. Este es alguien con carácter generalmente dominante y fuerte, con autoconfianza, personas de tipo heroico, listos para cambiar el mundo, con un hándicap que es la manera de actuar. La mujer, a pesar de presentarse con fuerza, es siempre delicada, femenina, elegante y ligeramente sensual, mientras que los protagonistas de anuncios de perfumería masculina representan caracteres bravos, seductores y con madera de líder. Esta diferencia de carácter también se ve representada en las notas, el frasco y el jugo de la fragancia.
Un ejemplo concreto que demuestra este caso a la perfección es la línea de “Invictus” y “Olympea”, de Paco Rabanne; En el anuncio de Invictus encontramos a un guerrero, con marcas de batalla en la piel y líneas de camuflaje en el rostro, que entra frente a un conjunto de cámaras, triunfador y victorioso, y alza las manos en horizontal, cómo si invitara al público a desafiarle. De fondo, una canción, que cita “ No one man should have all that power”- “ Ningún hombre debería tener tanto poder”. Jugo gris/azul oscuro, donde predominan las hojas de laurel, el ámbar gris y la madera de gaiac, bailando en un frasco con forma de trofeo.
“Olympea”, a pesar de ser también una heroína en el anuncio, es la cara contraria de la moneda; Su confianza está en su sensualidad al caminar, su forma de mirar a la cámara sabe que con solo un chasquido las mismas estatuas se giran a mirarla y todos están a sus pies, su valor no viene de la batalla, sino de su poder femenino. De nuevo, jugo rosa, con predominante vainilla, jazmín y flor de jengibre, coronadas por un frasco redondo decorado con hojas de laurel.
Si os dais cuenta, ambas son fragancias, pero es la propia psicología del consumidor la que los separa por género, además de una clara influencia de cultura europea. Me pregunto, que pasaría, si el guerrero de Invictus, presentara la fragancia de Olympea. ¿Sería un superventas? ¿Por qué los hombres no pueden llevar notas delicadas y florales?
En el mercado asiático, las fragancias de intenso olor no son bien recibidas y un claro best seller para caballero es Jardin du Monsieur Li o un Jardin sur le Nil de Hermès, ambas, con un fondo floral cítrico destacable. En oriente pasa el caso contrario, y las mujeres demuestran su sensualidad a través de notas ahumadas e intensas, cómo la madera de agar y el ámbar, cuánto más intenso hueles, mejor. Eso es el arte de la sensualidad en oriente medio.
Motivo por el cual el mercado nicho de perfumería nicho/lujo se está abriendo y cogiendo peso, es porque al contrario que en la perfumería comercial, hay ausencia de reglas; todo es para todo el mundo, sé libre de ponerte lo que te defina a ti. Combínalo cómo quieras, conjúntalo con las fragancias que te apetezcan, sé creativo y sobre todo, diviértete. El poder de que una fragancia hable sobre ti debería ser divertido, y esa diversión no separa entre diversión masculina o femenina.
Uno de los comentarios que más he recibido por parte de amigas es que siempre me perfumo demasiado y que “huelo a macho” (viva mi adicción al sándalo y a todo lo que huela a humo.)
Yo siempre respondo que no huelo a macho, huelo a poder, a determinación, a autoridad, y a sensualidad femenina. No huelo a macho, huelo a mí. Y ese es precisamente el mensaje que firmas de lujo como Penhaligons London, Jo Malone, Éditions de Parfum Frederic Malle y Byredo quieren transmitir. Que la perfumería no debería entender de género, sino de expresión, que no hay hombre o mujer, hay personalidades y culturas y que, evitando las reglas, es como los consumidores, y profesionales, podemos verdaderamente disfrutar del arte de la perfumería moderna.