Si en el mundo de la perfumería hay un claro caso de prodigio perfumista y éxito empresarial, es el de Jo Malone; Nacida en 1964 en Inglaterra, es una de las mujeres que consiguió revolucionar la industria, acercó fórmulas minimalistas y poco compuestas al mundo de la perfumería de lujo, y por menos de 150 euros. Causó tanto furor que nadie pudo resistirse ante sus encantos, y vendió por una cantidad millonaria la marca Jo Malone London al grupo Estee Lauder. Desapareció del mercado durante cinco años para volver con su propia marca, volviendo a sobrepasar las expectativas.
¿Por qué os estoy contando todo esto? Porque ella, desde hace dos años, es una colaboradora independiente del grupo INDITEX, y saca colecciones de perfumería en Zara (calidad prácticamente idéntica a otras marcas de gran prestigio, sin superar los 19’99 euros la botella de 100 ml.) y esta, ha sido la mejor estrategia de marketing para que Zara impulsara sus fragancias y que estas ganaran prestigio, las cuales, eran conocidas por ser “similitudes” demasiado similares, de perfumes muy conocidos. La primera colección en 2021 rompió los esquemas de lo que se concibió como perfumería de lujo, y por supuesto, se agotaron las unidades en minutos. Fue todo un bombazo.
Desde entonces, parece que todas las marcas han aprendido del gran acierto del imperio de Amancio Ortega, estrategia la cual ha replicado en otras marcas del grupo, como Massimo Dutti. Ahora, firmas conocidas por la calidad y el precio asequible, como MANGO, han presentado colecciones de fragancias afinadas, dándoles una estética mucho más lujosa, trabajando el detalle, y los productos complementarios con una estética que parece digna de boutiques de renombre. Lo que, por supuesto, ha venido acompañado de un incremento de ventas y beneficios en la misma línea de producto.
Todos los sectores corrigen, evolucionan y aprenden, y el de la moda no ha sido menos. Se han dado cuenta de que los perfumes, no solo suponen un añadido, sino también dar un prestigio a la marca, y todavía más, cuanto los precios son extremadamente asequibles. No se me ocurren muchos ejemplos de marcas que quieran destacar prestigio y exclusividad que no se hayan unido a la causa de implementar fragancias en su estrategia de venta: Sezanne, Santa Eulalia, & Other Stories…
La conclusión es que, la moda, no se basa solo en lo que lleva el usuario, sino en como se define y expresa, y que mejor manera de identificarse, que, con un buen perfume, y más aún, cuando su coste, no supera los cincuenta euros.