En un mundo en el que prima lo digital y estamos inundados de publicidad es difícil no dejarse llevar. A la hora de comprar un cosmético tenemos tantas opciones que no sabemos por cuál decantarnos. ¿Dónde debo acudir a buscar mi tratamiento antiedad? ¿Son mejores los cosméticos por tener un precio superior? ¿El precio de los cosméticos está relacionado con la calidad del producto? ¿La efectividad del cosmético depende del sitio en el que lo compre?
No me digas que no has pensado alguna vez en ello. El primer error siempre viene del desconocimiento: consideramos que por venderse en un canal u otro (farmacia, gran consumo, selectivo) el producto tiene diferente “prestigio”. Otro error muy común es pensar que, si el producto es caro, tiene que tener unos resultados increíbles.
Pues nada más lejos de la realidad. Por todos es conocido (y si no, ya te lo adelanto yo), que los grandes grupos de cosmética venden sus productos en diferentes canales, con posicionamiento y público objetivo diferente, diversificando el negocio. Me explico: Un mismo laboratorio puede ser el fabricante de una crema de venta en farmacia, de venta en supermercado y/o venderse en un espacio exclusivo de una gran superficie a la vez. Y la calidad con la que fabrican es la misma
Todos los cosméticos, se vendan en el canal que sea, han de pasar por un examen completo de seguridad antes de llegar al mercado, que abarca sus ingredientes, el producto final y el uso del mismo. Por lo tanto, la seguridad de los cosméticos está garantizada, punto más importante de la cosmética.
El segundo punto a destacar es la efectividad, y está relacionada con diferentes factores importantes: concentración de activos, pureza y calidad de las materias primas, estudios de eficacia realizados, tecnologías detrás de los ingredientes utilizados… Y aquí es dónde está el quid de la cuestión. Obviamente, el precio del cosmético vendrá determinado por todo esto.
¡Y no sólo eso! El tercer pilar está relacionado con el marketing del producto. El público al que se dirijan, el posicionamiento del producto en cuestión y las campañas de marketing asociadas determinarán el resto.
Ahora bien, si estamos diciendo que los cosméticos que se encuentran en el mercado son seguros, (ojo, que hablo de los que se encuentran en establecimientos autorizados, no los del mercadillo de tu pueblo), y que, por norma general, son efectivos si tienen algún estudio que lo demuestre, entonces, ¿Dónde debo acudir a comprar un cosmético?
Entra en escena otro punto clave bastante importante, y es el conocimiento de la piel y sus necesidades, asociado con el conocimiento de patologías dérmicas. Y esto sólo puedes encontrarlo asesorado por un profesional.
Antes comentaba que el punto más importante de un cosmético es que fuera seguro. ¿Y el segundo? Que sea adecuado para la persona que lo demanda, el consumidor. Es la clave del éxito. Un producto puede tener unos ingredientes excepcionales, basado en la mejor tecnología existente. Pero si la galénica no se adapta a las necesidades de la piel, por ejemplo, y el consumidor acaba dejándolo abandonado en su estantería, no tendremos nada que hacer. Y peor aún si es incompatible con alguna patología cutánea, que pueda verse exacerbada con el uso de un ingrediente inadecuado.
¡Qué importante es la constancia en los tratamientos cosméticos! Por eso es determinante la personalización en su compra. Detectar las necesidades reales de la piel, escuchar las preferencias del consumidor y recomendar el mejor cosmético para cubrirlas.
No debemos de olvidar que hay determinados activos que no son compatibles entre ellos. Un ejemplo es el uso conjunto de activos que provoquen renovación celular. Si el consumidor no ha recibido unas pautas de aplicación del cosmético y no conoce los posibles efectos adversos, sólo puede acabar en desastre.
Al final el proceso de compra es todo: el cosmético, las recomendaciones y los efectos percibidos.
No podemos determinar en qué establecimiento tienen más eficacia los productos cosméticos, pero lo que sí os puedo recomendar como farmacéutica que soy, es que acudáis a la farmacia si queréis recibir un asesoramiento basado en las necesidades de la piel. Sobre todo, si sufrís algún tipo de alteración cutánea. Con la salud de la piel no se juega.