El 'low cost' de la salud mental

Es importante darse cuenta de lo amplio y de lo que puede llegar a abarcar el concepto de la salud mental. Va mucho más allá de lo que imaginamos

21 de Junio de 2023
Salud Mental

Hay cosas que realmente no son salud mental, incluso que no llegan ni a ser un concepto muy descafeinado o low cost de salud mental, sino que en realidad nos hablan de supervivencia.

Si tomamos como referencia lo que definió como salud mental la OMS en su acta fundacional, es fácil darnos cuenta de que, sin mediar una mala intención y probablemente sin ser conscientes de ello, en los medios de comunicación, en los foros profesionales, incluso en presentaciones de compañías de seguros y de especialistas, cuando nos hablan de salud mental básicamente nos hablan malos pensamientos, de ansiedad, de depresión, de violencia  etc cuando en realidad es algo muchísimo más amplio.

El concepto de salud mental en su versión original es el que definió la OMS en su acta fundacional en 1948 como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y puede aportar algo a su comunidad».

Es más, según el acta fundacional de la OMS la salud es un estado completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

¿Estamos mejor ahora que en la Revolución Industrial?

Antes de emigrar a las zonas urbanas durante la Revolución Industrial, la familia era el sustento de la comunidad porque era una unidad básica de trabajo conjunto y porque estaba estructurada de un modo que brindaba un apoyo mutuo entre sus familiares, no solo a los hijos, sino que también tenían la tarea de cuidar a sus enfermos y ancianos.

Posteriormente en las ciudades vino lo del hacinamiento en las viviendas, lo de compartir habitaciones. Los salarios no alcanzaban y primero pusieron a los niños a trabajar por salarios de miseria y después a las mujeres en jornadas demoledoras y así resquebrajaron lo de cuidar a enfermos y ancianos. Se aceleró la concentración de las máquinas, del capital y la riqueza, aunque acompañado de un mayor acceso a la educación básica antes inexistente, etc.

En realidad, pues, si quitamos el foco de Europa, serían aspectos no tan opuestos a los que persisten actualmente en muchas partes  de nuestro planeta.

Quizás las mejoras actuales más palpables, diferenciales e importantísimas respecto a entonces sean las condiciones de salubridad ,de seguridad en el puesto de trabajo y de no explotación (aunque persisten en muchas partes), el aumento de la esperanza de vida y, por tanto, un aumento espectacular del consumo.

Pero no por ello sería correcto olvidar lo de que antes existían los lazos dentro de la unidad familiar y con la comunidad. Ni tampoco el considerar que la fatiga física de horas y horas de trabajo en condiciones totalmente insalubres fuera algo muchísimo peor que la precaria salud mental y fatiga física y los cuadros psicológicos de muchos empleados hoy en día

No debemos descartar o minimizar todo esto pensando que estamos mucho mejor que en la Revolución Industrial, pues con ello estaríamos restando visibilidad a los gravísimos efectos de una precaria salud mental.

Actualidad y salud mental

Una mente rumiante divagando horas y horas todo el día y noche, pensando y visualizando problemas y amenazas, deriva en el caso de miles y miles de personas en nuestro país en la toma de ansiolíticos ( muchas veces incluso utilizados como remedio permanente) Otras veces deriva en un cuadro de ansiedad. O incluso en casos más esporádicos acaba súbitamente en suicidio (sin que nadie se hubiera dado cuenta).

Sin necesidad de llegar a estos extremos, una vida vivida así puede hacerse extremadamente larga 

El vivir escrutado o sentirse escrutado 12 horas al día con soluciones informáticas que delatan la productividad /hora de un teletrabajo o en un call center con llamadas en cola interrumpidas durante jornadas maratonianas también está impactando a la salud mental.

El silencio, ausencia de compañeros, el no percibir que saben que estamos presentes o ahí al otro lado, sentirnos completamente ignorados, todo eso puede calar mucho más negativamente en la calidad de vida de lo que generalmente creemos o está socialmente aceptado.

Es por esto que la batalla por la salud mental plena se juega primordialmente en el campo de las emociones, de los valores, de las actitudes, de la autenticidad. No en el campo de lo cognitivo!

Desde la mente es complicadísimo superar un problema de salud mental. Necesitamos de los otros, de una conexión con algo y alguien, sentirnos “parte de”.